jueves, 10 de septiembre de 2015

3 periodo




 LA ONTOLOGIA

La metafísica se centra en la naturaleza de la realidad última, este estudio se divide en Ontología, que es el estudio de los principios que componen el universo, y de la metafísica propiamente hablando, que estudia los rasgos generales de la realidad. La metafísica permite realizar un análisis acerca del ser y su trascendencia, a través de la realidad, al principio estas cuestiones se dieron respecto al cosmos y el principio del arjé, pero luego fue evolucionando hacia el hombre y su papel como ser en el entorno que le rodea.
La metafísica como ciencia siempre ha sido un punto fuerte de discusión para los filósofos, ya que es difícil establecer un principio que explique porque el hombre es ser, vivo, pensante y mucho más tratar de otorgar un método que asista en la carrera continua del hombre para ser mejor, es decir que permita que las capacidades especiales que reconocen al hombre como algo especial se desarrollen completamente y permitan llegar al ser. La metafísica es importante en las “ciencias” de la filosofía, pues define al hombre como hombre y lo reconoce como un ser superior que trasciende.








  • VOCABULARIO

  • APEIRÓN: El principio de todas las cosas según Anaximandro, es una sustancia intangible, invisible e infinita.
    DEMIURGO: Es el responsable último de la creación del universo material, que atrapa la esencia divina de la humanidad.
    DEVENIR: Realidad entendida como proceso de cambio, proceso mediante el cual algo se hace o llega a ser.
    DOGMA: Punto capital de un sistema, filosofía o religión que es proclamado cierto e innegable
    METAFÍSICA: Disciplina filosófica que trata de la esencia de la realidad total y entraña una concepción total de la vida y del universo.
    SER: esencia o naturaleza, ente
    SUSTANCIA: Lo que hay de permanente en un ser, a lo cual son inherentes las cualidades estados y actividades perceptibles
    RACIONALISMO: Doctrina epistemológica, opuesta al empirismo que considera a la razón como fuente principal y única del conocimiento humano en general.
    REALISMO: Afirma la existencia de objetos reales independientes de la conciencia y asequibles a nuestras capacidades cognoscitivas.






    ONTOLOGIA Y METAFISICA



    La metafísica es la filosofía primera según Aristóteles, fue llamada así por el filósofo peripatético griego Andrónico de Rodas en el siglo I a. C. (año 70 a. C.), cuando recopilo los 14 libros de Aristóteles que estaban “más allá de la física”. Esta palabra a adquirido un carácter que la hace referirse a cosas que trascienden la realidad humana, que no pueden ser explicadas por leyes o causas. Al contrario, para la filosofía la palabra se refiere a todo lo que es la realidad. El nombre más reciente que se le ha dado es el de ontología (óntos-lógos, ciencia o tratado del ente, o idea del ser), fue utilizado por primera vez por Johannes Clauberg (1974), se popularizo en el siglo XVII y en el siglo XVIII con Christian Wolf. Tanto así los dos nombre pasaron a se sinónimos, aunque en la filosofía contemporánea tienen significados ligeramente distintos aunque ambos sean derivados de la ciencia Metafísica.
    La diferencia entre la metafísica y la ontología esta en que la primera investiga los principios de la realidad, y como esta realidad es en todos los universos, esta adquiere un carácter más general y abstracto. La ontología en cambio, estudia las divisiones ultimas de este universo, porque lo que se centra más en la parte física de la modo humano. La ontología o metafísica tuvo origen es las preguntas acerca del hombre por parte de los griegos y al igual que la metafísica fue adquiriendo matices distintos en las diversas épocas históricas.








    MÉTODO DE DESCARTES 


    El Discurso del método para dirigir bien la razón y buscar la verdad en las ciencias(tal es su título completo) no es solamente la obra fundamental del filósofo francésRené Descartes; ha sido juzgada además como el hito que marca el final de la escolástica y el inicio de la filosofía moderna. El Discurso del método fue publicado anónimamente por primera vez en Leiden en 1637; en aquella primera edición venía a ser el prólogo de los tres tratados científicos contenidos en el libro (La dióptrica,Los meteoros y La geometría), y, de hecho, no se publicó de forma independiente de los tratados hasta el siglo XIX.

    René Descartes
    El Discurso del método consta de un breve prefacio y seis partes. La primera parte se ocupa de la ciencia de su tiempo; hay que observar que, pese a ser una obra filosófica, no carece de elementos autobiográficos, y precisamente en esta primera parte Descartes constata la decepción que le causaron, en general, sus estudios en el colegio de los jesuitas de La Flèche, a excepción de las enseñanzas matemáticas.
    Para Descartes, ninguna de las materias que se estudiaban en su tiempo se interesaba en la búsqueda de la verdad. O eran un pasatiempo placentero, como la literatura o la retórica, o bien tenían un fin práctico, como las disciplinas técnicas. Y las diversas filosofías, contradiciéndose unas a otras, mostraban no haber llegado a su objetivo. Sólo las matemáticas, gracias al rigor de su método, presentaban absoluta certeza.
    La matemáticas, sin embargo, no se aplicaban a la investigación de lo real. Y esta consideración es la que determina su proyecto filosófico, que no es otro que evitar las especulaciones sin sentido y los razonamientos sin fundamento; en lugar de ello, es preciso encauzar la razón por los deseados caminos del rigor y del buen hacer metodológicos que caracterizan a las matemáticas, disciplina a la que el propio Descartes realizó aportaciones decisivas. De este modo esta primera parte es a un tiempo una autobiografía intelectual y una revisión, con conclusiones deprimentes, de la ciencia de su tiempo.
    La segunda parte (escrita probablemente en un principio como introducción a La geometría) quiere poner remedio a esta situación de las ciencias proporcionándoles una metodología, un fundamento firme, unos cimientos indiscutibles para cualquier mente racional. Su método será la duda, pero su objetivo será muy diferente del de la duda escéptica. Si el escéptico duda para permanecer en la duda, Descartes dudará (o fingirá dudar) para alcanzar justamente lo contrario: la certeza, la ausencia de posible error, el fundamento seguro. Es esta duda metódica radical la que le llevará al establecimiento de un nuevo método simple y claro.
    La primera de las cuatro reglas de su método está en íntima relación con esa "duda metódica": no admitir como verdadera cosa alguna sin conocer con evidencia que lo es, evitando la precipitación; es preciso partir de principios racionalmente evidentes, es decir, claros y perfectamente inteligibles.
    Las tres reglas siguientes formulan el cauteloso procedimiento que lleva al conocimiento cierto: dividir los problemas en sus elementos primarios, los cuales se revelarán como verdaderos o falsos (análisis); reunir y organizar ordenadamente los conocimientos elementales así obtenidos para ir ascendiendo poco a poco, como por grados, hasta el conocimiento de los compuestos (síntesis); enumerar y revisar todas las verdades conocidas para estar seguro de no omitir nada y comprobar si se relacionan las unas con las otras (enumeración y prueba).

    Primera edición del Discurso del
    método
     (1637), de René Descartes
    La tercera parte del Discurso del método contiene las denominadas máximas de la moral provisional. Ello no contradice para Descartes la regla de la duda metódica; ocurre simplemente que, mientras no se alcance la verdad, es necesario establecer normas provisionales para dirigir nuestros actos. Estas normas incluyen obedecer siempre las leyes y costumbres del país; permanecer fiel a las opiniones aceptadas como verdaderas, mientras no se demuestren como falsas, evitando así las incertidumbres en la investigación; aceptar las verdades halladas y los hechos inevitables, adaptándose a ellos en lugar de pretender que se adapten a nosotros; y, por fin, aplicar nuestras vidas al cultivo de nuestra razón y adelantar todo lo posible en el conocimiento de la verdad según el método expuesto anteriormente.
    Según algunos autores, esta exposición de una moral de respeto de las situaciones existentes que constituye la tercera parte habría sido redactada directamente para obtener el privilegio para la impresión y tranquilizar a los censores. En todo caso, en ella se encuentra lo básico de la aportación cartesiana en el dominio de la ética, bien poco relevante por cierto y tachada a menudo de conservadora y neoestoica.
    En la cuarta parte hallamos lo más interesante y conocido del Discurso del método: el encuentro con la certeza, con la primera afirmación indubitable. La proyección de la duda sobre la forma en que percibimos el mundo, sobre la fiabilidad de los sentidos (vemos doblarse una vara al introducirla en el agua), sobre la misma existencia de este mundo exterior (imposibilidad de distinguir la vigilia del sueño) e incluso sobre las mismas verdades racionales (mediante la hipótesis de un genio maligno que deliberadamente nos engaña) es la que llevará a la primera certeza, a la roca firme sobre la que levantar el edificio del conocimiento humano.
    Descartes nota que, en efecto, podemos dudar de todo, pero no podemos dudar de que dudamos, y, como dudar es pensar, no podemos dudar de que pensamos. El pensamiento es nuestra primera certidumbre, y nos lleva a la certidumbre de nuestra existencia: "Pienso, luego existo". El hombre existe al menos como cosa pensante, como res cogitans. La existencia del pensamiento es un concepto claro y distinto, una verdad evidente que sirve como punto de partida.
    Cuando, tratando de llegar a una certeza, dudamos, estamos intentando superar un estado imperfecto y alcanzar otro perfecto que aún no poseemos. Pero la idea de perfección (sin la cual el hombre no podría tener idea de su imperfección en cuanto sujeto que duda, que se equivoca) no puede venir del pensamiento, que es imperfecto, sino de un ser perfecto: Dios. Dios es el ser perfecto que ha puesto en nuestro pensamiento la idea de perfección. Se trata de la versión cartesiana del argumento ontológico de San Anselmo de Canterbury: la idea que tenemos de Dios encierra ya en sí misma su existencia, puesto que no podría poseer la suma perfección si le faltase alguna cualidad; si le faltase la cualidad de existir, ya no sería perfecto.
    De nuestra propia existencia y de la existencia de Dios se desprende que el mundo exterior, diferente de nosotros, también existe. Si el mundo no existiese, Dios nos estaría engañando, haciéndonos aparecer como existente un mundo que no existe; pero Dios, siendo como es perfecto, no puede engañar: el engaño y la falsedad son imperfecciones, y no pueden ser atributos de un ente supremo perfectísimo. Por lo tanto, concluye Descartes, el mundo exterior existe y podemos confiar (aunque críticamente) en el testimonio de los sentidos.
    En la quinta parte, Descartes expone algunas aplicaciones de su método científico a los estudios físicos. La creación, el universo, está gobernada por leyes mecánicas que permiten dar cuenta de todos los fenómenos materiales. Descartes concibe el cuerpo humano como un mecanismo, y desarrolla aquí su explicación mecánica del movimiento del corazón, así como su concepción de los otros seres vivientes como “animales-máquina”.
    La sexta y última parte nos narra las incidencias en la elaboración de la misma obra, explicando las razones por las que retrasó tres años su publicación (temor a provocar escándalo, como Galileo, y a ser turbado con eventuales polémicas) y las razones que le inducen finalmente a publicarlo: mostrar honestamente el resultado de sus estudios y dar a otros la posibilidad de continuarlos.
    Respecto a Galileo, se adhiere a las tesis contrarias al geocentrismo, y, sobre la ciencia, destaca la función práctica, de dominio de la naturaleza, que puede tener: el fin del conocimiento es la felicidad y no la mera contemplación; la medicina ejercerá una función muy importante, puesto que la salud del cuerpo es la primera condición de toda actividad espiritual. Encontramos también en esta sexta parte, escrita quizás como prefacio a La dióptrica y a Los meteoros, consideraciones sobre el trabajo científico como una actividad de cooperación a gran escala y reflexiones sobre la ciencia como una obra colectiva de larga duración, para la cual es indispensable la constitución de una verdadera comunidad de investigadores.
    Se ha afirmado repetidamente que el Discurso del método de Descartes es una de las obras que inauguran la filosofía y la ciencia modernas. Entre sus virtudes sobresale la lucidez y simplicidad de su argumentación, que favorecería (junto al hecho de estar redactada en francés) la divulgación de las nuevas directrices de la filosofía racionalista. Este racionalismo, que culminará en Spinoza, está sin embargo todavía atemperado en la obra de Descartes por el dualismo entre materia y pensamiento y por un espiritualismo en el que perduran diversos aspectos del pensamiento religioso, en especial de San Agustín.



    SURGIMIENTO Y DESARROLLO DE LA EPISTEMOLOGÍA


    * LA MAYÉUTICA COMO MÉTODO QUE VALIDA EL CONOCIMIENTO:
    Todo lo que conocemos de Sócrates (4 70-399 a.C) lo sabemos por Platón, su discípulo, pues él no escribió. Sócrates fundamentaba su sabiduría en el arte de conversar y estaba seguro que su tarea no era la de enseñar a las personas, sino de ayudarlas a "dar a luz" aquel conocimiento y aquellas verdades que cada uno tiene.

    Esto quiere decir que para Sócrates en cada persona está la verdad y lo que se debe hacer es buscar el modo de llegar a ella.
    Sócrates denominó a su método la mayéutica, que consiste en llevar al discípulo al descubrimiento de la verdad y del conocimiento por medio de un continuo juego de preguntas y respuestas. Sócrates partía de una frase muy importante: Solo Sé que nada sé.

    De este modo, con toda humildad se disponía a encontrar la verdad, no con arrogancia, ni con petulancia, sino con la serenidad de quien busca lo auténtico, lo válido y lo Verdadero.
    Este método implicaba entonces asumir una situación de niños que continuamente se atreven a preguntar e interrogar.


    MAYÉUTICA 

    El conocimiento es hipotético en Platón.

    * Mundo de los fenómenos:                   * Mundo de las Ideas:
    - Temporal                                                - Eterno, es real
    - Conocimiento no es posible                      - Sí es posible conocer
    - El cuerpo es una prisión                           - El alma es libre
    - No es real                                               - En este mundo se alcanza la feli-
    - No es eterno                                            cidad.



                                
                                 LA OPINIÓN DE LA CIENCIA

       DOXA:                                     EPISTEME:

      Tipo de conocimiento                                Conocimiento intelegible.
      que está entre el verdadero                       - Conocimiento suprasensible
      conocimiento y la ignorancia.                     - Formas puras y verdaeras reali-
                                                                     dad.
      -Mundo sensible imaginación
       y creencia.






    El MITO DE LA CAVERNA: PLATÓN 



    En el mito, Platón relata la existencia de unos hombres que desde su nacimiento se encuentran atados de piernas y cuello, en el interior de una oscura caverna. Prisioneros no sólo de las sombras oscuras propias de los habitáculos subterráneos, sinó también de su campo de visión, de manera que tienen que mirar siempre adelante debido a las ataduras sin poder nunca girar la cabeza. La luz que ilumina el antro emana de un fuego encendido detrás de ellos, elevado y distante.


    Nos dice que imaginemos entre el fuego y los prisioneros un camino elevado a lo largo del cual se ha construido un muro, por este camino pasan unos hombres que llevan todo tipo de objetos o figuras que los sobrepasan, unos con forma humana y otras con forma de animal; estos caminantes que transportan objetos, a veces hablan y a veces callan. Los cautivos, con las cabezas inmóviles, no han visto nada más que las sombras proyectadas por el fuego al fondo de la caverna -como una pantalla de cine en la cual transitan sombras chinas- y llegan a creer, faltos de una educación diferente, que aquello que ven no son sombras, sino objetos reales, la misma realidad.


    SURGIMIENTO DE LA CIENCIA NATURAL
    *ARISTÓTELES

    - Recupera la idea de la realidad única y concreta
    - El mundo es uno y concreto
    - Solo conocemos la naturaleza sí estamos en concreto con ella
    - Sí nos alejamos de la realidad nos alejamos de la verdad
    - El conocimiento científico es el conocimiento de la naturaleza.



    CRITERIO DE VALIDEZ DEL SABER CIENTÍFICO- EDAD MEDIA 
    * CONTEXTO GENERAL

    -Período importante en la historia de la humanidad
    -Se sitúa en los siglos V y XIV d.c 
    - Se da una ruptura con las teorías clásicas de los Grecolantinos
    - El ser humano ya no es quien determina la verdad o falsedad del conocimiento
    - El sentido religioso es quien ocupa ese lugar
    - Dios es el único fundamento.

    *IMPLICACIONES EPISTEMOLÓGICAS DEL CRISTIANISMO

    ¿Como se da la influencia religiosa del cristianismo en el cuerpo del conocimiento?

    - El fenómeno llamado Jesucristo divide la historia en dos.
    - El imperio Romano con Constantino se convierten al cristianismo
    - Esto hace que la Teología se posesiones poco a poco del saber
    - Los Teólogos con los encargados del saber.

    * PAPEL DE LOS TEÓLOGOS:
    - La Teología se propuso dar respuesta a todo desde el punto de vista religioso
    - El NO reconocer a la ciencia hizo que la edad media fuera cuestionada ya que no se admitía ninguna respuesta que no viniera de la Teología.

    *RELACION ENTRE FILOSOFIA Y TEOLOGIA:
    - Teología intentaba responder los cuestionamientos de la realidad- Muchas veces sus respuestas no eran satisfactorias- La Teología recurre al racionamiento filosófico, sus explicaciones eran sesgadas- Los pensadores de esta época antes de la filosofía eran Teólogos - La razón estaba al servicio de la fé- Se destacaron pensadores: San Agustín, Santo Tomás, San Buenaventura Entre Otros..




    *EL CONTICIONISMO: 
    Demostración de la presencia de Dios.

    - Iluminación divina: 
    El fundamento es la luz divina permite conectar lo finito con los ejemplares divino. Así, las cosas solo pueden generar un conocimiento inmutable, de carácter científico.
    En la medida que se ponen en relación con los  ejemplares divino lo cual concluye que el verdadero conocimiento implica la copresencia en nosotros de Dios y las cosas. Solo Dios es la base, la fuente y el criterio último del conocimiento, y el método empleado para conocer tiene en cuenta la cointuición y la iluminación divina. 







    El Hombre Mediocre

    José Ingenieros


    BIOGRAFÍA JOSE INGENIEROS

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    Ingenieros, José (1877-1925), filósofo argentino. Nació en Buenos Aires y ejerció una gran influencia en el pensamiento de su tiempo. Tras haber estudiado medicina, fue uno de los introductores de la psicología en su país, participando del positivismo imperante en la época quizá como la última gran figura de ese pensamiento tan enraizado en el siglo XIX. 
    Afirmaba que es posible reconocer, en toda forma de experiencia, un "residuo experiencial" que no es incognoscible, aunque no tenga un carácter trascendental. Este residuo, que resulta accesible al conocimiento y la experiencia humana, es el objeto de una nueva metafísica, distinta a la ciencia positiva.









    LA MORAL DE LOS IDEALISTAS

    Los seres cuya imaginación se llena de ideales y su sentimiento atrae hacia ellos la personalidad entera son los IDEALISTAS. El ideal es un gesto del espíritu hacia alguna perfección. Los filósofos del futuro irán poniendo la experiencia como fundamento de toda hipótesis legitima, no es arriesgado pensar que en la ética venidera florecerá un idealismo moral. Un ideal no es una formula muerta, sino una hipótesis perfectible; la evolución humana es un esfuerzo continuo del hombre para adaptarse a la naturaleza, que evoluciona a su vez. 
    Un ideal es un punto y un momento entre todo lo posible que puebla el espacio y el tiempo, evolucionar es variar. En la evolución humana varia incesantemente el pensamiento. La vida tiende naturalmente a perfeccionarse. A medida que la experiencia humana se amplia, observando la realidad, los ideales son modificados por la imaginación, que es plástica y no reposa jamás. Los ideales son, por ende, reconstrucciones imaginativas de la realidad que deviene.

    EL HOMBRE MEDIOCRE

    La desigualdad humana no es un descubrimiento moderno. Hay hombres mentalmente inferiores al termino medio de su raza, de su tiempo y de su clase social; también los hay superiores. Entre unos y otros fluctúan una gran masa imposible de caracterizar por inferioridades o excelencias. Su existencia es, sin embargo, natural y necesaria. En todo lo que ofrece grados hay mediocridad; en la escala de la inteligencia humana ella representa el claroscuro entre el talento y la estulticia. Las personas tienden a confundir el sentido común con el buen sentido. El sentido común es colectivo, eminentemente retrogrado y dogmatista; el buen sentido es individual, siempre innovador y libertario. La personalidad individual comienza en el punto preciso donde cada uno se diferencia de los demás; en muchos hombres ese punto es simplemente imaginario. Por ese motivo al clasificar los caracteres humanos se ha comprendido la necesidad de separar a los que carecen de rasgos característicos: productos adventicios del medio, de las circunstancias de la educación que se les suministra, de las personas que los tutelan, de las cosas que los rodean. Muchos nacen; pocos viven. Los hombres sin personalidad son innumerables y vegetan moldeados por el medio, como cera fundida en el cuño social. Si hubiera de tenerse en cuenta la buena opinión que todos los hombres tienen de si mismos, seria imposible discurrir de los que ese caracterizan por la ausencia de personalidad.

    El hombre inferior es un animal humano; en su mentalidad enseñoreanse las tendencias instintivas condensadas por la herencia y que constituyen el “alma de la especie”. El hombre mediocre es una sombra proyectada por la sociedad; es por esencia imitativo y esta perfectamente adaptado para vivir en rebaño, reflejando las rutinas, prejuicios y dogmatismos reconocidamente útiles para la domesticidad. El hombre superior es un accidente provechoso para la evolución humana. Es original e imaginativo, desadaptandose del medio sicila en la medida de su propia variación. 

    Son incapaces de virtud; no la conciben o les exige demasiado esfuerzo. No vibran a las tensiones mas altas de la energía; son fríos, apáticos, nunca equilibrados. No saben estremecerse de escalofrío bajo una tierna caricia, ni abalanzarse de indignación ante una ofensa.

    LA MEDIOCRIDAD INTELECTUAL

    Resultado de imagen de jose ingenieros frasesLa rutina no es hija de la experiencia; es su caricatura. En su órbita giran los espíritus mediocres. Evitan salir de ella y cruzar espacios nuevos; repiten que es preferible lo malo conocido que lo bueno por conocer. Su impotencia para asimilar ideas nuevas los constriñe a frecuentar las antiguas. La Rutina, es el habito de renunciar a pensar. Los prejuicios son creencias anteriores a la observación; los juicios, exactos o erróneos, son consecutivos a ella. Es mas contagiosa la mediocridad que el talento. 

    Los rutinarios razonas con la lógica de los demás. Ignoran que el hombre vale por su saber; niegan por la cultura es la mas honda fuente de la virtud. No intentan estudiar; todos los rutinarios son intolerantes; los condena a serlo. Los hombres rutinarios desconfían de su imaginación. En toda idea nueva presienten un peligro; si les dijeran que su prejuicios son ideas nuevas, llegarían a creerlos peligrosos. En todo lo que no hay prejuicios definitivamente consolidados, los rutinarios carecen de opinión. El hombre rutinario no puede razonar por si mismo, viven de una vida que no es vivir. En esos hombres, inmunes a la pasión

    LOS VALORES MORALES

    Resultado de imagen de los valores moralesLa hipocresía es le arte de amordazar la dignidad; ella hace enmudecer los escrúpulos en los hombres incapaces de resistir la tentación del mal. Es falta de virtud para renunciar a este y de coraje para asumir su responsabilidad. Ninguna fe impulsa a los hipócritas; esquivan la responsabilidad de sus acciones son audaces en la traición y tímidos en la lealtad. En su anhelo simulan las aptitudes y cualidades que consideran ventajosas para acrecentar la sombra que proyecta en su escenario. El hipócrita suele aventajarse de su virtud fingida, mucho mas que el verdadero virtuoso. La hipocresía tiene matices. Si el mediocre moral se aviene a vegetar en la penumbra, no cabe baje el escalpelo del psicólogo. El odio es loable si lo comparamos con la hipocresía. 

    Enseñemos a perdonar; pero enseñemos con el ejemplo, no ofendiendo. Admitamos que la primera vez se ofende por ignorancia; pero creamos que la segunda suele ser por villanía. Mientras los hipócritas recetan la austeridad, reservando la indulgencia para si mismos, los pequeños virtuosos prefieren la practica del bien y su predica; evitan los sermones y enaltecen su propia conducta. Su corazón es sensible a las pulsaciones de los demás, abriéndose a toda hora para adulcir las penas de un desventurado y previniendo sus necesidades para ahorrarles la humillación de pedir ayuda; hacen siempre todo lo que pueden, poniendo en ello tal afán que trasluce el deseo el deseo de haber hecho mas y mejor. 

    LOS CARACTERES MEDIOCRES

    Viven de los demás y para los demás: sombras de una grey, carecen de luz, de arrojo, de fuego, de emoción. Los caracteres excelentes ascienden a la propia dignidad nadando contra la corriente. Nunca se obstinan en el error, ni traicionan jamás la verdad. Su fisonomía es la propia y no puede ser nadie mas; son inconfundibles. Por ellos la humanidad vive y progresa. Las creencias son el soporte del carácter; el hombre que las posee firmes y elevadas, lo tienen excelente. Las sombras no creen. Las creencias son los móviles de toda actividad humana. 

    El trabajo, creando el habito del esfuerzo, seria la mejor escuela del carácter; esos degenerados son indomesticables. En los mundos minados por la hipocresía todo conspira contra las virtudes civiles: los hombres se corrompen los unos a los otros, los mediocres no saben evitarla; los hombres sin ideales son incapaces de resistir las acechanzas de hartazgos materiales sembrados en su camino.

    El hombre es. La sombra parece. El hombre pone su honor en el merito propio y es juez supremo de si mismo; hay una moral del honor y otra de su caricatura: ser o parecer.

    LA ENVIDIA

    La envidia es una adoración de los hombres por las sombras, del merito por la mediocridad. Es el rubor de la mejilla sonoramente abofeteada por la gloria ajena. Es el grillete que arrastra los fracasos. El que envidia se rebaja sin saberlo, se confiesa subalterno; esta pasión es el estigma psicológico de una humillante inferioridad, sentida, reconocida. Sorprende que los psicólogos la olviden en sus estudios sobre las pasiones, limitándose a mencionarla como un caso particular de los celos. Es pasión traidora y propicia a las hipocresías. Se puede odiar a las cosas y a los animales; solo se puede envidiar a los hombres. El odio que injuria y ofende es temible; la envidia que calla y conspiran es repugnante.
     El odio puede hervir en los grandes corazones; puede ser justo y santo; lo es muchas veces, cuando quieren borrar la tiranía, la infamia, la indignidad. La envidia es de corazones pequeños; el hombre que se siente superior no puede envidiar, ni envidia nunca el loco feliz que vive con delirio de grandeza. 

    El talento es el tesoro mas envidiado entre los hombres. Todo el que siente capaz de crearse un destino con su talento y con su esfuerzo esta inclinado a admirar el esfuerzo esta inclinado a admirar el esfuerzo y el talento en los demás; pero aceptar no es amar. Resignarse no es admirar.

    LA VEJEZ NIVELADORA

    La vejez mediocre a todo hombre superior; mas tarde, la decrepitud inferioriza al viejo ya mediocre. Quien se pone a mirar si lo que tiene le bastara para que todo su porvenir posible, ya no es joven; cuando opina que es preferible tener de mas a tener de menos, esta viejo; cuando su afán de poseer excede su posibilidad de vivir, ya esta moralmente decrepito. La avaricia es una exaltación de los sentimientos egoístas propios de la vejez.

    La personalidad individual se constituye por sobre posiciones sucesivas de la experiencia. Inferior, mediocre o superior, todo hombre adulto atraviesa un periodo estacionario durante el cual se perfeccionan las aptitudes. La longevidad mortal es un accidente; no es la regla. La vejez inequívoca es la pone mas arrugas en el espíritu que en la frente. La juventud no es simple cuestión de estado civil y puede sobrevivir a alguna cana: es un don de vida intensa, expresiva y optimista. La vejez comienza por hacer de todo individuo un hombre mediocre.

    El viejo tiende a la inercia, busca el menor esfuerzo; así como la pereza de una vejez anticipada. La vejez es una pereza que llega fatalmente en cierta hora de la vida. A medida que envejece, tornase el hombre infantil, tanto por su ineptitud creadora como por su achicamiento moral.Los viejos olvidan que fueron jóvenes y estos parecen ignorar que serán viejos.

    LA MEDIOCRIDAD

    En raros momentos la pasión caldea la historia y los idealismos se exaltan: cuando las naciones se constituyen y cuando se renuevan. Platón, sin quererlo, al decir de la democracia:” es el peor de los buenos gobiernos, pero es el mejor entre los malos” definió la mediocridad. Políticos sin vergüenza hubo en todos los tiempos y bajo todos los regímenes; pero encuentran mejor clima en las burguesías sin ideales. Siempre hay mediocres. Son perennes. Lo que varia es su prestigio y su influencia. En las épocas de exaltación renovadora muéstrense humildes, son tolerados; nadie los nota , no osan inmiscuirse en nada. Cuando se entibian los ideales y se reemplaza lo cualitativo por lo cuantitativo, se empieza a contar con ellos. Los gobernantes no crean tal estado de cosas y de espíritus: lo representan

    LOS FORJADORES DE IDEALES

    Todo lo que vive es incesantemente desigual. Nacen muchos ingenios excelentes en cada siglo, encuentran el momento adecuado para llegar a ser lo que son. Ese es el secreto de su gloria: coincidir con la oportunidad que necesita de el.
    La obra de genio no es fruto exclusivo de la inspiración individual, otorgar ese titulo a cuantos descuellan por determinada aptitud significa mirar como idénticos a todos los que se elevan sobre la medianía. Ninguna clasificación es justa por que la genialidad no se clasifica. Un libro es mas que una intención: es un gesto. La adaptación es mediocrizadora.
    El genio se abstrae; el alienado se distrae. Por eso, con frecuencia, toda superioridad es un destierro. Son inquietos: la gloria y el reposo nunca fueron compatibles.



























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